miércoles, 28 de noviembre de 2012

Pies, rodillas y manos a la obra

¡Pies, rodillas, y manos a la obra!
Los hijos de Dios trabajamos en la obra de nuestro Padre. ¿Y cómo trabajamos? Se puede decir que trabajamos con tres herramientas muy importantes: los pies, las rodillas y las manos.
Lo primero: los pies. La Biblia dice: “Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” Servimos y trabajamos para Dios siendo portadores del evangelio, compartiendo la noticia de que por su amor podemos ser salvos. Para eso necesitamos los pies: para IR.
“Y (Jesús) les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.” (Lucas 10:2) Jesús mismo dijo en ese tiempo que los obreros eran pocos, y por lo tanto se debía rogar al Señor. Y acá aparece la otra herramienta: las rodillas.
Al doblar nuestras rodillas ante Dios reflejamos una actitud de nuestro corazón; un corazón que se humilla ante Dios, que lo reconoce como Rey, que lo adora, que desea escuchar su voz y también presentarle sus peticiones, inquietudes y agradecimientos orando. La Biblia nos dice que la oración del justo es poderosa y eficaz! Por eso la oración es la otra herramienta importante que debemos usar a la hora de trabajar para Dios.
Pero la obra quedaría incompleta con sólo usar esas dos herramientas. Por esta razón, y por último están las manos. Manos que dan, que ofrendan. Manos que trabajan, que curan heridas, que protegen, que rescatan, que consuelan, que dan amor, que ayudan, que bendicen, que comparten el amor de Dios.
Trabajar para la obra de Dios significa usar estas tres herramientas, teniendo también como herramienta principal la Palabra de Dios, que es la que nos ayuda, nos guía y nos enseña cómo usar las demás.
Una vez alguien dijo: “Las misiones las hacen con los pies de los que van, las manos de los que ofrendan y las rodillas de los que oran".
Considerando esto, pongamos pies, rodillas y manos a la obra!
“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” 1 Corintios 15:58

Escrito por: Florencia Usinger

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