lunes, 22 de septiembre de 2014

El error del otro


Te invito a que leas esta historia en 2° Samuel 12:
"El SEÑOR envió a Natán para que hablara con David. Cuando este profeta se presentó ante David, le dijo:
—Dos hombres vivían en un pueblo. El uno era rico, y el otro pobre. El rico tenía muchísimas ovejas y vacas; en cambio, el pobre no tenía más que una sola ovejita que él mismo había comprado y criado. La ovejita creció con él y con sus hijos: comía de su plato, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Era para ese hombre como su propia hija. Pero sucedió que un viajero llegó de visita a casa del hombre rico, y como éste no quería matar ninguna de sus propias ovejas o vacas para darle de comer al huésped, le quitó al hombre pobre su única ovejita.
Tan grande fue el enojo de David contra aquel hombre, que le respondió a Natán:
—¡Tan cierto como que el SEÑOR vive, que quien hizo esto merece la muerte! ¿Cómo pudo hacer algo tan ruin? ¡Ahora pagará cuatro veces el valor de la oveja!
Entonces Natán le dijo a David:
—¡Tú eres ese hombre! Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl. Te di el palacio de tu amo, y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más. ¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del SEÑOR haciendo lo que me desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas! [...]”
—¡He pecado contra el SEÑOR! —reconoció David ante Natán.
—El SEÑOR ha perdonado ya tu pecado, y no morirás —contestó Natán—. Sin embargo, tu hijo sí morirá, pues con tus acciones has ofendido al SEÑOR."

"¡¿Cómo pudo aquel hombre hacer eso?!" pensó David. Seguramente al escuchar la 'historia' de Natán creyó que era un caso más de muchos otros que la gente venía a presentarle para que él, en su posición de rey, juzgue. Y así lo hizo: lo juzgó. Lo que sacudió su mundo fue darse cuenta de que quien había actuado tan mal, no había sido un desconocido, sino él mismo. Le fue fácil encontrar el error en otro, pero era él quien estaba errando...

¿Qué vemos en David?
  Por un lado, él estaba en el puesto de rey, y es por eso que estaba acostumbrado a juzgar distintos casos.
Aunque a veces actuamos como David actuó y se nos hace fácil ver los errores, defectos, "la astilla de su ojo..." (Lucas 6:41-42), lo malo en los demás, y en nuestro corazón y mente se nos haga fácil juzgar; sepamos que Dios es el único Rey. Es suya la tarea de juzgar, y la nuestra es amar.

  Vemos que alguien se acercó para mostrarle lo que estaba haciendo mal, y aunque en un principio sintió enojo por la situación, después tuvo la humildad para reconocerlo y eso cambió las cosas. Sería bueno que cuando Dios nos marque un error en nosotros, aunque nos cueste, podamos reconocerlo; no para sentirnos mal solamente, sino para que Su perdón y Su Espíritu puedan cambiar nuestro corazón y nuestra actitud, de tal manera que podamos vivir como Él quiere y, si hay alguien afectado por nuestro error, puedan ellos lograr estar bien también.

¿Quién de nosotros nunca cometió un error? Estaríamos mintiendo si diríamos que nunca hicimos algo mal, o que nunca pecamos (1ra Juan 1:8-10).
Dios, por Su gracia, le hizo saber a David que cometió un error y él pudo arrepentirse. A pesar de que hubo consecuencias que no podía llegar a cambiar, el perdón de Dios hizo un cambio en su corazón. Espero que Dios nos hable así como a David. Que en Su gracia abra nuestros ojos, que Su Espíritu toque nuestro interior de tal manera que podamos darnos cuenta de lo que hicimos o estamos haciendo mal, y tengamos la sabiduría y humildad suficientes como para confesarlo, arrepentirnos y volvernos a Él. Dios nos ayude a amar a los demás de tal manera que si cometen un error no los juzguemos, sino que los comprendamos y los ayudemos, así como muchas veces Dios hace con nosotros.

Ésta fue la oración de David... que pueda ser también la nuestra:
"¿Quién está consciente de sus propios errores?
    ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas;
    no permitas que tales pecados me dominen.
Así estaré libre de culpa
    y de multiplicar mis pecados.
Sean, pues, aceptables ante ti
    mis palabras y mis pensamientos,
    oh SEÑOR, roca mía y redentor mío." Salmo 19:12-14

Y te comparto algunos versículos que pueden ayudarnos a saber cómo reaccionar cuando cometemos un error o cuando vemos un error en los demás :)

Job 32:34 (NVI):
"Enséñame lo que no alcanzo a percibir;
    si he cometido algo malo, no volveré a hacerlo.”

Mateo 7:3 -5 (TLA):
"No se conviertan en jueces de los demás... ¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro."

2 Timoteo 2:24-26 (NVI):
"Y un siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse. Así, humildemente, debe corregir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad, de modo que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad."

Juan 8:10-11:
"Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más."

Salmo 139:23-24 (TLA):
"Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos. Dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva."

Dios te bendiga :)

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