miércoles, 11 de junio de 2014

CUIDADO CON LA BOCA NENE!!!



Entre los israelitas vivía un hombre, hijo de madre israelita y de padre egipcio. Y sucedió que un día este hombre y un israelita iniciaron un pleito en el campamento.  Pero el hijo de la mujer israelita, al lanzar una maldición, pronunció el nombre del Señor; así que se lo llevaron a Moisés. Y lo pusieron bajo arresto hasta que el Señor les dijera qué hacer con él. Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Saca al blasfemo fuera del campamento. Quienes lo hayan oído impondrán las manos sobre su cabeza, y toda la asamblea lo apedreará.  Diles a los israelitas: “Todo el que blasfeme contra su Dios sufrirá las consecuencias de su pecado.”  Además, todo el que pronuncie el nombre del Señor al maldecir a su prójimo será condenado a muerte. Toda la asamblea lo apedreará. Sea extranjero o nativo, si pronuncia el nombre del Señor al maldecir a su prójimo, será condenado a muerte. Levítico 24:10-16”

La blasfemia es insultar e injuriar el nombre de Dios. Utilizar su nombre de manera despreciable o decirle a Dios las palabras más bajas y sucias que puedas imaginar.
Indudablemente el muchacho que blasfemo el nombre de Dios debe haber gritado como un descontrolado mientras se agarraba a golpes de puños con el otro israelita, y dado que el problema fue dentro del campamento, más de uno escuchó sus insultos y blasfemias. Fíjate que Dios le ordena a Moisés que todos aquellos que fueron testigos del incidente (“oyeron”) pongan sus manos sobre la cabeza de él para que toda la congregación lo mate a piedrazos.
Dios deja claro que Su Nombre es Santo. Su Nombre no puede ser tomado a la ligera, ni usado para descargar las pasiones más descontroladas. No importaba quién fuera, judío o extranjero, debía morir. Si ellos (y nosotros) no podían respetar el nombre de Dios ¿qué tipo de respeto podía esperarse entre los propios hermanos? Si lo más santo, sublime y eterno es tratado con desprecio y bajeza ¿qué se puede esperar, entonces, de todo lo demás que ni siquiera se acerca a la santidad de Dios? Me refiero a nuestras relaciones diarias con las demás personas.
Entiendes? La persona que es capaz de insultar a Dios es capaz de hacer cualquier otra porquería, sin tener ninguna clase de límite o control en sus actos. El que se atreve a insultar a Dios es porque primeramente practicó (y mucho) insultando a sus amigos, hermanos, a sus propios padres, a sus docentes del colegio, a sus patrones del trabajo y a cuanta persona se cruzara en su camino. A una persona así no le importa nada.
Piénsalo.
A veces, en tu, en tu “desesperación” por ser como los demás y sentirte “aceptado”, “respetado” o “tenido en cuenta”, incorporas a tu vocabulario un montón de expresiones vulgares. Al principio “te cuidas” y las usas únicamente con tus amigos, pero después, cuando perdiste el control, hasta tus propios padres sufren las repugnantes palabras que salen de la cloaca de tu boca. Estás tan cerca de blasfemar contra Dios…
Tal vez creciste en un hogar en donde de cada 10 palabras, 8 eran insultos. Y te habituaste a oírlas, creerlas y a usarlas contra tus padres y hermanos cada vez que te sentías lastimado por alguna de sus actitudes.
En algunos hogares son los propios padres quienes festejan las primeras malas palabras que el nene dice. ¡Qué tierno! Y pensar que después se agarran la cabeza y no saben qué hacer cuando “el nene” usa esas mismas palabras contra ellos.
No importa cuál sea el caso. Lo que te tiene que quedar en claro es que cualquier clase de insulto, maldición o blasfemia que digas, es pecado contra las personas y contra Dios mismo. No es un mecanismo de liberación, porque aunque descargues muchas cosas que te presionan emocionalmente, te hundes y te esclavizas espiritualmente.
Limpia tu boca. Sé santo en tu manera de hablar. Recuerda que un insulto nunca soluciona nada y siempre empeora las cosas. Aunque no siempre sea fácil, usa palabras que edifiquen.
De chico mis padres inculcaron el mi un versículo hermoso!
Que me llevo algunos años ponerlo en practica pero el día que comencé a hacerlo, mi vida y testimonio cambio por completo!
Se los comparto:
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Efesios 4:29”

DIOS LES BENDIGA! J

No hay comentarios:

Publicar un comentario