Como todos bien sabemos, ayer se celebró la resurrección de nuestro Jesús. Pero uno de estos días mientras leía la porción que leeremos a continuación, me di cuenta de que lo podemos hacer a diario.
Luego de la celebración de la Pascua los seguidores de Jesús se reunieron para festejar Pentecostés (la venida del Espíritu Santo), y fue en ese momento cuando algo extraordinario sucedió.
“ De pronto, oyeron un ruido muy fuerte que venía del cielo. Parecía el estruendo de una tormenta, y retumbó por todo el salón. Luego vieron que algo parecido a llamas de fuego se colocaba sobre cada uno de ellos. Fue así como el Espíritu Santo los llenó de poder a todos ellos, y enseguida empezaron a hablar en otros idiomas. Cada uno hablaba según lo que el Espíritu Santo le indicaba.
En aquel tiempo, muchos judíos que amaban a Dios estaban de visita en Jerusalén. Habían llegado de todas las regiones del Imperio Romano. Al oír el ruido, muchos de ellos se acercaron al salón, y se sorprendieron de que podían entender lo que decían los seguidores de Jesús.”
Hechos 2:2-6 (TLA)
No puedo dejar de pensar que Dios también me estaba hablando a mí por medio de Pedro cuando él les explicó a los judíos lo que estaba sucediendo y dijo:
“Dios le dio a Jesús el Espíritu Santo. Y ahora Jesús nos ha dado ese mismo Espíritu, pues nos lo había prometido. ¡Y esto es lo que ustedes están viendo y oyendo!”
Hechos 2:32 (TLA)
Ese mismo Espíritu Santo es el que Dios nos permite tener en nuestras vidas hoy, y aunque tal vez no hablemos diferentes idiomas como lo hicieron en aquella ocasión, hay un idioma universal que nos es entregado al recibir al Espíritu, un idioma con el que podemos hacer llegar el evangelio a todo el mundo, y es el idioma del amor.
Cada nueva mañana podemos levantarnos y pedirle al Señor que renueve nuestra vida interior, y así estar listos para hablar del amor que Jesús tuvo por nosotros al morir en la cruz, por medio de nuestras vidas.
Qué bueno sería que en cada una de nuestras acciones pudiéramos reflejar un “te amo, pero te amo porque Jesús me amó primero”
Las palabras son muy importantes, pero también sin importancia si no van acompañadas de acciones.
Los invito a cada día hacer memoria de la gran muestra de amor de Jesús para con nosotros.
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