miércoles, 20 de febrero de 2013

Lo que todo soldado debe saber


Pablo, en su carta a Timoteo, le dijo: 
“Timoteo, mi querido hijo, sé fuerte por medio de la gracia que Dios te da en Cristo Jesús… Soporta el sufrimiento junto conmigo como un buen soldado de Cristo Jesús.”
Y Dios le dijo a Josué: “Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.”
¿Por qué es tan importante ser fuerte y ser valiente? ¿En qué estaba pensando Pablo cuando le dijo eso a Timoteo? Pablo sabía que la vida cristiana no era fácil. Sabía que, cuando uno es un seguidor de Jesús, es también un soldado de Jesús, y forma parte de su ejército. ¡Nosotros formamos parte de ese ejército!
Te quiero compartir 3 cosas que, como soldados de Jesús, tenemos (y no nos tenemos que olvidar de que las tenemos).
1ro: Tenemos batallas. Efesios 6:10-13 dice así: “… Fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.”
Luchamos contra nuestros enemigos: contra nuestra carne, nuestra naturaleza pecaminosa, nuestros malos deseos, nuestro orgullo; contra el mundo, sus malas influencias, y el sistema; y también contra potestades que dominan este mundo de tinieblas y fuerzas espirituales, como dice la Biblia, las cuales quieren destruir nuestra vida y nuestra relación con Dios, y pretenden también evitar que los perdidos puedan encontrar la salvación en Cristo. Luchamos al querer dejar a un lado nuestra carne y agradar a Dios, luchamos al querer poner a Dios primero en nuestras vidas, luchamos al querer compartir y proclamar el evangelio a las demás personas, luchamos al tener que decirle “no” al pecado… 
Soldado! No te olvides de que el enemigo sabe cómo hacernos caer, cómo tentarnos, cómo hacernos sentir débiles, cómo angustiarnos. Muchas veces pasa que estamos pasando por una situación en la que el enemigo nos está engañando, y no nos damos cuenta! Porque esas luchas que tenemos no se ven, pero sí las tenemos. Que Dios nos ilumine los ojos para poder darnos cuenta cuando estemos luchando con algo así! (Te invito a que leas el Salmo 13 para entender un poco más lo que quiero decirte!)
Esto no es algo simple que se puede tomar a la ligera, ni tampoco algo fácil de hacer. Para luchar tenemos que estar firmes (Como dice 1 Pedro 5:8-9) y sobre todo armados! Y acá viene la segunda cosa que tenemos:

2do: Tenemos armas. Efesios 6 sigue diciendo así: “Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.” ¡Qué armadura! : ) ¿Prestaste atención? La Biblia nombra nuestro escudo, nuestro calzado, nuestro casco, nuestra espada… ¿Estás preparado para ponerte esta armadura?
Dios le dijo a Josué: “Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el SEÑOR tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.”
Dios sabía que Josué tenía una gran lucha que enfrentar. Y, como viste, en lugar de decirle que fabrique muchas armas, y que se prepare físicamente para luchar, le habló de “el libro de la ley”. Sí. Porque ese “libro de la ley” iba a ser su espada. Recitándolo, obedeciéndolo y meditando en él, iba a vencer.
Hoy, la Palabra de Dios es nuestra arma más importante, es nuestra espada y nuestro escudo. Conociéndola podemos conocer mejor cómo vencer a nuestro enemigo y al leer la Palabra de Dios, nos damos cuenta de que tenemos la tercer cosa.

3ero: Tenemos a Dios de nuestro lado. Como soldados de Jesús, es lo más importante que tenemos. Debemos estar firmes y aferrados a nuestro General, sabiendo que así, Él pelea por y con nosotros! Debemos saber que no tenemos que luchar con nuestras propias fuerzas, sino con las Suyas. Cuando Jesús habló acerca del Espíritu Santo dijo: “Y recibirán poder…”. Ese poder, con el cual podemos vencer cualquier batalla, es el poder que viene de Él. Lo recibimos y lo tenemos, no dudemos en usarlo.
Jeremías dijo: “Pero el SEÑOR está conmigo como un guerrero poderoso; por eso los que me persiguen caerán y no podrán prevalecer, fracasarán y quedarán avergonzados.” (Jer. 20:11)
Seamos conscientes de las batallas que tenemos que enfrentar. Pongámonos nuestra armadura. Y nunca nos olvidemos de que Dios está con nosotros como un guerrero poderoso. Listo para pelear nuestras batallas. Y vos, ¿estás listo para ponerte la armadura, y luchar? : )

Escrito por: Flor Usinger

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