lunes, 14 de enero de 2013

Mi Altar


Seguro alguna vez escuchaste hablar de Abram.
Un hombre de fe, que contaba con el favor de Dios, que le obedecía, que confiaba en El, que tuvo sus fallas (como cada uno de nosotros) pero que a pesar de eso fue bendecido por El en gran manera y a través de El nosotros también fuimos bendecidos! (Si querés saber más podés leer en la Biblia, Génesis cap. 12, 13, 14, 15, 22, y más! :)
Esta era una de las cosas que hacía Abram: "Entonces el SEÑOR se le apareció a Abram y le dijo: «Daré esta tierra a tu descendencia». Y Abram edificó allí un altar y lo dedicó al SEÑOR, quien se le había aparecido." Génesis 12:7 
"Después Abram viajó hacia el sur y estableció el campamento en la zona montañosa, situada entre Betel al occidente, y Hai al oriente. Allí edificó otro altar y lo dedicó al SEÑOR, y adoró al SEÑOR." Génesis 12:8 
"Era el mismo lugar donde Abram había construido el altar, y allí volvió a adorar al SEÑOR." Génesis 13:4 
"Entonces Abram mudó su campamento a Hebrón y se estableció cerca del robledo que pertenecía a Mamre, y allí construyó otro altar al SEÑOR." Génesis 13:18

4 versículos, 3 altares, 2 capítulos, 1 viaje. Abram había empezado su viaje hacia el lugar que Dios tenía preparado para él y su familia. Siendo largo este viaje, fue necesario que se detenga en distintos lugares para descansar. Poco a poco se fue acercando hacia el lugar que Dios tenía preparado; pero en el camino hasta llegar, no se olvidó del motivo por el cual viajaba, no se olvidó de Dios; sino que en cada lugar donde hizo campamento se encontró con Dios y lo adoró. ¿Dónde se encontró con Dios? En el altar que edificó. ¿Por qué? Porque el altar en aquel tiempo era el lugar y el momento en el que la adoración a Dios cobraba vida.
¿Qué es lo que tenemos en común con Abram? El altar. Pero no un altar construido por nosotros con piedras, nada de eso. Hablo del lugar, del momento, de la acción; del tiempo de comunión que tenemos con Dios, del tiempo de intimidad con Él, de confesión, de agradecimiento, de adoración. ¿Tenés un altar? ¿Tenés un momento del día en el que te encontrás con Dios para hablar con Él? para agradecerle, para contarle lo que te pasa? un momento en el que sos sincero con Él, que reconocés tus fallas, que le contás tus planes, que le pedís su guía, que lees su Palabra, que te acercás para que te consuele, para que te anime, para que te perdone, para que te sane las heridas que alguien más pudo causarte...?
Quizás seas parecido a Abram, que no se olvidó de Dios, que en cada lugar y momento buscó encontrarse con Él y adorarlo. ¡Pero quizás no! Te puede haber pasado que hayas perdido la comunión con Dios, que te encuentres lejos de El, que te de vergüenza contarle lo que te pasa, que uses la excusa de no tener tiempo para estar con Él... no sé. Lo que sí sé es que en aquel tiempo, si un altar se humedecía y quedaba mucho tiempo sin usarse, empezaba a verse abandonado, le crecían hierbas, aparecían insectos, y el altar quedaba olvidado. Pero si alguna vez, nuevamente ardía fuego en el altar, las hierbas se quemaban, los insectos desaparecían, y el altar volvía a cumplir su función. No dejes que tu altar se humedezca. No dejes de encontrarte con Dios, no dejes de dedicarle tiempo, no dejes de adorarlo. Y si dejaste de estar en comunión con Él y tu altar tiene hierbas e insectos, volvé a Dios, porque El puede quemar todas las cosas que te alejan de Él. Deseo que puedas tener un tiempo y un lugar para encontrarte con Dios cada día de tu vida.
Que puedas tener tu altar :)
que Dios te bendiga!

Escrito por: Flor Usinger

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