viernes, 25 de julio de 2014

SUFRIR POR CRISTO: UN PRIVILEGIO.

“Porque a ustedes se les ha concedido no solo creer en Cristo, sino también sufrir por El.” Filipenses 1:29 (NVI)
Pablo está diciendo: ¡Hermanos! A ustedes no solo se les concedió creer en aquel que los lleva de vuelta a casa, aquel que salva sus almas; sino también se les concedió SUFRIR por él!!
Sufrir por Cristo es un privilegio. Él sufrió por vos… sufrió insultos, calumnias, incredulidad, desprecios, clavos, látigos, él sufrió en su propio ser el peso de cada uno de tus pecados. Ese fue el mayor sufrimiento. El Santo, convirtiéndose en pecado por AMOR. Él padeció.
Se te concedió creer en él, pero también padecer por su nombre. ¿Alguna vez le agradeciste porque te dio el privilegio de sufrir por él? (1 Pedro 4:13)
Jesús es nuestro ejemplo en todo, y esta no es la excepción. “Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.” 1 Pedro 2:21. Sufrir por él, es hacer lo que él mismo hizo por nosotros.
Dichosos los que son insultados por Cristo, decía el Apóstol en 1 Pedro 4:14. Pedro, el discípulo que había negado a su Maestro tres veces, tiempo después había entendido que era un privilegio sufrir por él, y tan calada en su corazón tenía esta enseñanza que en sus cartas puede percibirse este sentir.
“Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa soy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el evangelio.” 2 Timoteo 1:8.
Pablo, él mejor que nadie sabía lo que era sufrir por llevar el evangelio a otros. Él había perseguido cristianos y también fue perseguido por convertirse en uno; Pablo lo había vivido desde ambos lados y con total autoridad podía decir: Soporten aflicciones por el evangelio.
Es verdad que en el tiempo en que Pablo y Pedro escribían estas cosas, la iglesia estaba en gran persecución. Y aunque en la actualidad hay países que siguen persiguiendo a los cristianos, no es el caso de nuestro país.
Aun asi, creo que hay muchas formas de padecer por Cristo…
Dar un folleto y que lo tiren adelante tuyo, tratar de contarles a otros de tu fe y que no quieran escuchar, son formas de padecer por el evangelio.
Decirle NO a las adicciones, a las malas palabras, a los hábitos que no te acercan a Dios… y decirle SI a la santidad; puede traer como consecuencia que te insulten, te avergüencen o se te burlen tus compañeros, familiares, amigos o “hermanos” en Cristo.
Padecer por Cristo es perdonar a las personas que te lastimaron y dejar que Dios ocupe su lugar como juez.
Padecer por Cristo es amar a aquellos que no merecen que los amemos. Es amar de la manera sublime que Dios lo hace, como lo revela 1 Corintios 13.
Padecer por Cristo es dejar los nervios del próximo examen y dedicarle tiempo en intimidad a tu Creador, es servirle cuando pareciera que el tiempo no nos alcanza.
Padecer por Cristo es orar y leer la Biblia cuando tus papas no te apoyan.
Padecer por Cristo es rendir tu voluntad y deseos a Su voluntad y deseos.
Padecer por Cristo es obedecer, cuando no hay razón que te haga entender por qué Dios pide lo que pide.
Padecer por Cristo es un privilegio… Es un privilegio para aquellos que conocen TANTO a Dios que lo aman más que a cualquier otra cosa, y ese amor hace que padecer no sea una carga, sino tan solo un gran privilegio.
“Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejantes a él en su muerte.” Filipenses 3:16
El mismo poder que levanto a Jesús de entre los muertos está a nuestro alcance para que podamos participar de sus sufrimientos y asi… y asi poder ser más parecidos a Jesús. En el cielo ya no habrá tiempo para poder sufrir por él, este privilegio solo lo tenemos acá! Alábale por hacerte parte de sus padecimientos. 

Escrito por: Flor Vidal

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