viernes, 18 de julio de 2014
Sed espiritual
"Y en el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz, diciendo: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: "De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva." Juan 7:37-38
Todos conocemos lo indispensable que es para nuestro organismo el agua... de hecho somos 80% H2O. Cuando nos falta, hay ciertos síntomas que nos hacen dar cuenta que necesitamos tomar líquido, sentimos sequedad en la boca, nos duele la cabeza y nos produce todo tipo de malestares. Esto se conoce como SED.
Así como cuando tenemos sed física, la sed espiritual, NO es asintomática.
Tal vez piensas que la ansiedad es hereditaria, que los dolores de tu corazón son luchas que debes soportar, que tu sensación de soledad sólo es un período de tu vida que ya superarás, tal vez estás irritable, con resentimiento y una incertidumbre que te produce insomnio. ¡No dejes pasar por alto estas señales! No veas esto como cosas normales sino como una sed interna que necesitas saciar.
Claro que la sed espiritual no se sacia con H2O, sino que es el 'agua espiritual' lo que le hace falta a tu alma cuando tiene sed. Lo que hace el agua por nuestro organismo, Jesús lo hace por nuestros corazones.
Cuando Juan dice «ríos de agua viva» lo explica como "Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él" en el versículo 39.
Es decir que para saciar nuestra sed espiritual, debemos alimentar el espíritu, tener una relación íntima con Dios, cada vez más elevada. Así como cuando al tomar cada día 1 litro de agua llega un punto que ya no nos sacia, y debemos empezar a tomar 2 litros, pasa con nuestra vida espiritual íntima...
Tal vez crees que haciendo un devocional diario cumpliste con 'tu deber espiritual' o piensas que una oración al día es suficiente para 'mantener una buena relación con Dios'. Tal vez estás dejando pasar SÍNTOMAS DE SED ESPIRITUAL como cosas normales y no te das cuenta que necesitas MÁS agua espiritual.
Piensa en comenzar a beber sorbos grandes, vuelca tu corazón en oración, admite que estás sediento, busca respuestas en Su palabra y permite a Dios actúar en tí.
Proponte elevar tu comunión cada vez que te sientas sediento, no hay que vivir con un corazón deshidratado.
¡La comunión incesante satisface a las almas sedientas!
Dios bendiga tu vida ♥
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