viernes, 10 de enero de 2014

Sobre toda cosa guardada...


Carlos Barbieri, en su obra “Dios no tiene favoritos”, cuenta sobre su abuelo y sobre un particular debate que unía a estos dos hombres en las más intensas charlas de abuelo-nieto. Y este debate estaba en la base de la pregunta “¿DÓNDE ESTÁN ALOJADOS LOS SENTIMIENTOS DEL HOMBRE?”

Carlos defendía a muerte lo aprendido en el bachillerato: El corazón era solo un músculo impulsor de sangre y todo lo referido a los sentimientos se encontraba en el cerebro. Por su parte, el abuelo, viejo experimentado, solo le respondía con la pregunta “¿Dónde te dolió cuando murió la abuela?” mientras se respondía a sí mismo golpeando su pecho “¡AQUÍ!”
Luego de años de estudio de la Palabra y viendo a su abuelo en su lecho de muerte, tuvo que reconocer que el viejo siempre tuvo razón…

De Génesis a Apocalipsis, la Biblia menciona más de ochocientas veces la palabra CORAZÓN para referirse a decenas de actitudes, sentimientos, pensamientos, etc… nuestro corazón es la vida misma, en el está lo que somos y lo que cultivamos día tras día.

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23)

Salomón no dice “intenta guardar tu corazón…” “deberías guardar tu corazón…” ¡NO! El díce GUARDALO SOBRE TODA OTRA COSA QUE PUEDAS GUARDAR.

Mat 15:18 "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre."
Prov 23 :7 "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él."

Quizás estés yendo a lugares que no te convienen, quizás estés mirando y oyendo cosas que no te edifican, quizás estés enredado/a en pornografía o no podes perdonar a alguien por lo que te hizo… o simplemente no te estés nutriendo con la Palabra de Dios.
Si es así, no estás guardando tu corazón, y tu corazón va de la mano con la santidad… y tengo que decirte que sin santidad NADIE verá a Dios.
Todo lo que haces o dejas de hacer (por pequeño que sea) edifica o corrompe tu corazón.

Tal vez alguna vez le pediste perdón a Dios por tus pecados y el limpió tu corazón, pero las circunstancias y tu propia humanidad te llevaron a ensuciarte de a poquito y a quedarte con cosas que hoy afectan en tu carácter, en tus relaciones y en tu propia comunión con Dios.
Hoy te desafío a que le pidas a Dios que te de la suficiente sabiduría para saber guardar tu corazón, que le pidas ayuda para mantener tu santidad y para quitar cada cosa que encadena ese corazón que nació para darle la Gloria.

Dios te bendiga (:

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